jueves, 30 de junio de 2016

Resiliencia

Otra final perdida. Bueno ahí vamos, necesito buscarle un poco de luz a esto o al menos descargarme.
De las últimas 3 finales en las que no pudimos salir campeones esta es probablemente la que más me dolió.

Quizás en parte porque me toco verlo en vivo y en directo desde la cancha. El ambiente, la cantidad de argentinos, el optimismo, un estadio increíble en Nueva York, Messi llegando en un momento inmejorable, mismo rival (como para ponerle más pimienta a la revancha), el equipo jugando mejor. Todo. La verdad que no se me cruzaba por la cabeza que se nos podía escapar esta vez.

Pero hay algo que es clave. En una final como en todo momento de prueba (una exposición, una carrera, un show o cualquier otra situación de definición) de nada sirve cuanto te preparaste, cuanto lo mereces o cuan cerca estuviste la última vez. Lo que importa es como actuas en ese momento. En el momento decisivo.

Ahi, en ese momento es donde se ven los cracks, los diferentes. Ahí se ve de que estás hecho.

Claramente no estoy hablando ni de Mascherano (que mientras más presión siempre jugó mejor) ni del genio de Messi (que hace todo en la selección y es por lejos el más determinante), sino de los que no los acompañaron en esta como en las últimas finales.




Si de verdad hay algo que pueda sonar a injusticia es que ninguno de ellos haya podido levantar una copa con Argentina. (no me alargo con esto porque estoy seguro que los 2 vuelven).
Estar en la seleccion Argentina es un privilegio único, y tiene que haber un recambio en aquellos jugadores que no puedan lidiar con la presión del momento.

Llegar a una final es todo un mérito, nada fácil, llena de aprendizajes y parte de la experiencia que uno necesita para estar y mantenerse en la élite de este deporte. Realmente no es poca cosa.
Pero perder finales está bien que nos duela, está bien que nos moleste de sobremanera y ojalá nunca nos conformemos con el segundo puesto. Cuando aún podemos ser mejores.

Si, 3 finales seguidas, 3 pérdidas. (Increíble, durísimo de digerir) pero uno puede quedar lamentándose o uno puede con humildad (e inteligencia) levantar la cabeza, sacar pecho y empezar a prepararse todavía más duro para el próximo desafío en donde se nos pueda poner a prueba nuevamente.

No alarguemos el duelo que eso es para flojitos.

Vamos Argentina carajo!